Historia de la Computación – I Parte

A lo largo de la historia se han presentado eventos que han impulsado el desarrollo de las tecnologías del procesamiento de datos y en particular las máquinas de calcular, capaces de hacer operaciones aritméticas de manera automática y muy veloz.

A pesar de que cada invento importante es el producto de pequeños inventos o mejoras en las técnicas existentes, resultado del trabajo —por lo general aislado— de múltiples personas, se destacan diversos puntos que detallaré en esta pequeña historia de la computación.

Hace miles de años se inventó en China el ábaco, constituyéndose en el primer dispositivo para efectuar cálculos, sencillo pero económico y eficaz, de tal manera que en paises asiáticos es aún utilizado.

En 1642 Blaise Pascal, filósofo y matemático francés, inventó la primera máquina de cálculo denominada Pascalina, con el propósito de ayudar a su padre, empleado de Impuestos en París, a efectuar largas sumas de columnas de datos. El dispositivo estaba formado por agrupaciones de engranajes y palancas para ingresar los números y hacer sumas y restas. A pesar de su efectividad los tenedores de libros se negaron a utilizarla por temor a perder sus empleos, razón por la cual su uso no se amplió.

En 1671, el filósofo y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz proyectó una máquina calculadora basada en piñones dentados de varias longitudes y una versión mejorada del mecanismo de acarreo automático inventado por Pascal, para efectuar multiplicaciones y divisiones a partir de sumas y restas repetidas.

En 1709, el matemático e ingeniero veneciano Ciovanni Poleni publica un libro llamado Miscelánea, en el cual describe una máquina de calcular que funciona con base en la acción de pesas en movimiento.

En 1804, el tejedor francés Joseph Jacquard construyó un telar para producir telas con diferentes diseños de manera automática. El diseño se proporcionaba al telar mediante un conjunto de tarjetas de cartón con perforaciones. La máquina utilizaba un conjunto de varillas, con un color o tipo de hilo asociado a cada varilla, de manera que las perforaciones determinaban los hilos a utilizar en un momento dado. El éxito de Jacquard fue claro, ya que en el término de ocho años se construyeron más de once mil telares de este tipo.

Su invento se basa en la aplicación de dos conceptos aplicables a la construcción de computadores: La codificación de información en tarjetas perforadas y la ejecución de un programa en una máquina mediante la utilización de conjuntos de tarjetas perforadas, donde cada tarjeta proporciona una instrucción a la máquina.

En 1820, el financiero francés Charles Xavier Thomas de Colmar idea una calculadora, que opera con piñones dentados y mejora el diseño de Leibniz, la cual obtuvo éxito comercial y se utilizó durante varias décadas, con el nombre de Aritmómetro de Colmar…

Por la misma época, el matemático inglés Charles Babbage adelantaba investigaciones para el diseño de una máquina que realizara cálculos con datos tabulados y produjera resultados confiables reduciendo la intervención humana.

De estos estudios surgió en 1822 la Máquina de Diferencias, de la cual construyó un prototipo que tuvo aceptación en el gobierno británico que la habia financiado. Sin embargo, tuvo grandes dificultades técnicas para la construcción de una versión a mayor escala, por lo cual elaboró otro diseño al que llamó Máquina Analítica, basada en engranajes, ejes y palancas movidos por una máquina de vapor.

Babbage dedicó muchos años a la construcción de esta máquina, capaz de realizar cálculos utilizando tarjetas perforadas, pero las limitaciones tecnológicas de su época le impidieron tener éxito.

En 1842, el ingeniero militar italiano L. IP Menabrea publicó un artículo sobre la máquina analitica de Charles Babbage, que fue traducido al inglés —con gran cantidad de notas explicativas— por su amiga Ada Augusta, condesa de Lovelace, hija del poeta Lord Byron, quien tenía una gran curiosidad por las matemáticas y admiraba a la máquina de Babbage.

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